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LE JOURNAL SPIRITE N° 90 OCTOBRE 2012
LO PARANORMAL Y EL CINE
por FABIENNE DUCOURNEAU

EL ORFANATO
 
El orfanato, película española de 2007, fue hecha por un joven realizador y guionista, Juan Antonio Bayona. El orfanato se convirtió muy pronto en el éxito comercial más importante de la historia del cine ibérico. Esta película está clasificada como “película de horror”. Personalmente, yo la clasificaría como una película dramática que no deja ningún momento de tregua para comprender, es cierto, hay algunas escenas de terror y de suspenso pero toca a cada uno apreciarlas como las entiende. Por mi parte, con mis ojos de espírita, la he visto con una cierta fascinación y mucha emoción. He aquí su resumen: Antes de ser adoptada, Laura pasó una gran parte de su infancia en un orfanato a orillas del mar, con otros niños a los que quería como sus hermanos y hermanas. Todos dormían en la misma habitación, donde un faro iluminaba sus noches. Jugaban juntos al “un, dos, tres, toca el árbol”. Laura se paraba frente a un árbol donde era conductora del juego. Los otros niños se colocaban a unos veinte metros de ella. Laura golpeaba tres veces gritando “un, dos, tres”, y cuando decía “árbol” se volvía. Durante el tiempo en que no miraba, los otros niños avanzaban y debían inmovilizarse cuando Laura se volvía. Si uno de ellos se movía, debía volver al punto de partida. Esto volvía a empezar muchas veces, hasta que uno de los niños llegaba a tocar el árbol y tomaba el lugar del conductor. Treinta años después de haber dejado el orfanato, Laura vuelve al lugar con su marido Carlos y su hijo adoptivo Simon de siete años de edad y afectado de Sida, con el deseo de restaurar el establecimiento abandonado y hacer una residencia para niños minusválidos. Simon no tarda en entrar en contacto con el pasado de la institución, jugando con niños invisibles que él dice son “sus amigos”. Una mujer extraña, Benigna, de unos setenta años, merodea alrededor de la casa; comportamiento que inquieta a Laura. Muy pronto, el joven Simon pretende comunicarse con los niños, uno de los cuales lleva sobre el rostro una suerte de tela de saco perforada en el lugar de los ojos. En su compañía, Simon se lanza a la búsqueda del tesoro, y hasta invita a su madre a seguirle, lo que ella hace, cada vez más confundida. Cuando se acerca el día de apertura del nuevo hogar, la tensión crece dentro de la familia. Carlos permanece escéptico, seguro de que Simon ha inventado de todo para atraer la atención de sus padres, mientras que Laura siempre está inquieta. El día de la inauguración, Simon se niega a venir a recibir a los niños minusválidos. Al final de la jornada, después de un altercado entre Laura y Simon, cuando ella va a buscar a su hijo en su habitación, el muchacho ha desaparecido. Al no encontrarlo en la casa, Laura va a la playa creyéndolo atrapado de una gruta que será inundada. Seis meses más tarde, a pesar de las búsquedas efectuadas por la policía para encontrar a Simon, se ha perdido toda esperanza, exceptuando a Laura, persuadida de que en ese orfanato se esconde un misterio, y de que Simon se encuentra oculto en algún lugar. Un día, por casualidad, Carlos y Laura encuentran a Benigna. Sorprendida, ésta se queda en medio de la carretera y es arrollada por una ambulancia antes de haber tenido tiempo de hablar.

En su casa se encuentran películas Super 8. Ella trabajaba en el orfanato y escondía a un niño minusválido, Thomas, que llevaba una bolsa de tela en la cabeza. Por juego, los amigos de Laura le habían quitado el capirote, retándolo a salir de la gruta con la cabeza descubierta. Thomas no se atrevió y había muerto ahogado. Laura recurre entonces a un médium que descubre, remontando el tiempo, que los niños fueron envenenados, pero, hostigado por Carlos debe abandonar la casa. Desesperada, Laura llama a los niños quienes, por una serie de pistas, le hacen encontrar sus cuerpos quemados después de haber sido envenenados. Carlos resuelve abandonar la casa definitivamente pero Laura decide quedarse sola y le pide dos días. Durante estos dos días, se pone en la situación que era la suya de pequeña, cuando huésped del orfanato, se codeaba con los niños convertidos en los amigos invisibles de Simon. Establece su encuentro con el turbio pasado del establecimiento, que conoció su parte de drama, respetando el decorado de antaño. Por una serie de pistas de los niños invisibles, encuentra a sus amigos de infancia quemados dentro de un viejo horno en una suerte de cobertizo cerca de la casa. Prepara una merienda, semejante a la que Benigna había envenenado, con el deseo que los niños aparezcan pero ellos no vienen. Sin embargo, después de un último llamado, terminan por jugar con ella al “uno, dos, tres, árbol”. Laura golpea contra el muro de una habitación sombría y los niños acaban por aparecer. Siguiendo a sus amiguitos, Laura termina por encontrar a Simon, muerto, encerrado en la cueva donde Benigna tenía oculto a su hijo minusválido. Desesperada, al no encontrar otra opción, Laura decide poner fin a sus días, se envenena tragando comprimidos. Se despierta advirtiendo que está en el más allá; ve a su hijo Simon y a todos sus amigos de infancia. Uno de ellos le toca la mejilla y exclama: “¡Es Laura, es Laura…!”

COMENTARIO 
Sabemos que ciertas moradas quedan impregnadas de su historia y más aún cuando las personas que pertenecieron a esa historia tuvieron una muerte violenta. En este caso preciso, los niños están en turbación, siguen jugando una y otra vez como cuando estaban vivos. Simon se comunica con estos espíritus convertidos en sus amigos, no tiene sino siete años y sabemos que los niños están todavía cercanos al más allá que acaban de dejar y algunos perciben a los espíritus, contrariamente a los adultos, mucho menos perceptivos. Han permanecido cerca de su naturaleza espiritual y desconocen todavía todos los mecanismos perversos de nuestras sociedades. Tres personas tienen la convicción de la existencia de estos niños, Simon, Laura y el médium. Si bien Simon y el médium no tienen dificultades para entrar en contacto con ellos, Laura trata de alcanzarlos de múltiples formas y
acaba por darse muerte, pensando que es el único medio de volver a ver a su hijo. Es evidente que el suicidio no es la solución pero ella piensa equivocadamente que estar cerca de la muerte favorece el contacto con los muertos. Estamos embarcados en esta historia de amor por este hijo adoptivo, Laura que vive un triple traumatismo: la desaparición de su hijo, su propia historia de huérfana y el hecho de que sus compañeros de juego del orfanato tuvieron una muerte atroz. Al final de la película, los niños en turbación reconocen a Laura al tocarle la mejilla, podemos pensar fácilmente que los niños, almas sufrientes y turbadas, lleguen a ser liberados.

Existen tres actos para liberar a los espíritus: -
El acto de liberación que constituye un acto esencial de la fórmula espírita, donde las almas llevadas a la sesión de liberación llegan a encontrar el más allá. - Los espíritus desencarnados que tienen por misión rodear, tranquilizar, proteger y despertar lentamente de su turbación a las almas sufrientes, apartándolas lentamente de su turbación natural. - Y todos nosotros, por la acción de nuestros pensamientos dirigidos, que impulsan a los espíritus turbados hacia sus guías, en forma de una cadena de pensamientos. Si con motivo de cada defunción, se empleara una u otra de estas fórmulas, es seguro que muchas de las turbaciones serían evitadas o por lo menos serían de más corta duración.
“En el momento de la muerte, en primer lugar todo es confuso. El alma necesitará algún tiempo para reconocerse. Está como aturdida, saliendo de un profundo sueño y buscando darse cuenta de su situación. La duración de la turbación que sigue a la muerte es muy variable. Puede ser de algunas horas, como de varios meses, y hasta de varios años”. (Allan Kardec — El Libro de los Espíritus).



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