Translate



ESPIRITISMO Y RELIGIÓN
por KADIA HAMADOU
EXORCISMO, ¿MITO O REALIDAD?

LE JOURNAL SPIRITE N° 103 janvier 2016

Según las creencias de unos u otros, el exorcismo corresponde, o bien a un ritual religioso o mágico, o bien a una práctica anticuada. Aunque este ritual existía ya en las sociedades primitivas, hoy en día es asociado rápidamente a la película El exorcista que quedó en el inconsciente colectivo debido a las imágenes chocantes y terroríficas de una niña poseída por un demonio. Este acto, que consiste en expulsar el demonio de un cuerpo, ¿es una realidad o un mito creado por el hombre para explicar situaciones que escapan a su comprensión?

LOS PRIMEROS RASTROS DE RITUALESDE EXORCISMO
La práctica del exorcismo parece tan antigua como la palabra “demonio” que encontramos por primera vez hacia el siglo VII a J.C. en el Deuteronomio (libro del Antiguo Testamento), bajo la palabra “shed” traducida en griego por daimonion. En el Antiguo Testamento, los “shedims”, o demonios, son falsos dioses que incitan a los infieles a sacrificios e idolatría. Así, los demonios influencian a los hombres a su pesar; y si estos últimos son débiles, los llevarán a su perdición impulsándolos a dejarse llevar por sus peores inclinaciones. Era necesario pues, alejar de los hombres a estos seres maléficos, luchar contra sus malas acciones. Fue por medio de rituales y hechizos mágicos que se comenzó a ahuyentar a esos demonios. Por otra parte, los arqueólogos han descubierto en los suelos de Mesopotamia colecciones de hechizos que dan detalles descriptivos sobre los diferentes demonios y los rituales a observar para aniquilarlos. En un emplazamiento arqueológico de Qumrâm, en Palestina, se encontraron entre 1947 y 1956 las reliquias religiosas llamadas “Los manuscritos del mar Muerto”. En esos manuscritos hay pasajes sobre el exorcismo. Se dice que los demonios provocaban pesadillas así como fiebres; la oración parecía ser el remedio más eficaz contra ellos. Efectivamente, en estos manuscritos podemos leer pasajes como este: “… Os conjuro, a todos vosotros que penetráis en el cuerpo, demonio que hacéis decaer al hombre y demonio que hacéis decaer a la mujer. Os conjuro en nombre de Jehová, Él que borra la iniquidad y la transgresión, oh demonio de la fiebre, demonio del escalofrío y demonio de los males de pecho. No tenéis derecho a sembrar trastornos en la noche por los ensueños o en el día durante el sueño”. Jesús de Nazaret fue educado en las leyes del Antiguo Testamento. Creía en la existencia de los demonios, pero dio una nueva luz a este ritual, mostrando la importancia de la fe y de la oración para vencer toda forma de mal.

EL EXORCISMO EN EL CRISTIANISMO
En el Antiguo Testamento, hay pocas descripciones del mal o del demonio, es sobre todo en el Nuevo Testamento donde se encuentran muchos elementos sobre el demonio o Satanás. Es Jesús quien viene a hablar de estos demonios que pueden influenciar a los hombres en sus malas inclinaciones. Da a sus discípulos el poder de curar pero también de ahuyentar a los demonios. En el Evangelio según Marcos, se dice que: “Desde el comienzo de su ministerio, en Cafarnaúm, Jesús ahuyentaba a los demonios. En su sinagoga había un hombre poseído por un espíritu impuro, que gritaba diciendo: ¿Qué quieres de nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido para perdernos? Sé quién eres… Entonces, Jesús lo amenazó diciendo: —Te callas y sales de él…”. A menudo los sacerdotes exorcistas hacen referencia a esta máxima de Jesús: “No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal”. En los primeros tiempos del cristianismo, la Iglesia consideraba a la mayoría de los marginados como endemoniados o brujos, que habían sucumbido a la tentación. Numerosas personas fueron víctimas de la vindicta de la Iglesia por comportamientos, apropiados o no, para un buen cristiano. Aquellos que osaban contradecir esa imposición religiosa eran juzgados, señalados con el dedo, desterrados, incluso torturados y condenados a arder en las hogueras de la Inquisición. Ciertas personas, sobre todo cuando necesitaban cuidados, eran consideradas como endemoniadas mientras que Jesús siempre hacía la distinción entre el enfermo y el endemoniado. Para el primero, tenía gestos terapéuticos, como la imposición de las manos; para el segundo, daba órdenes al espíritu intruso que era el causante de las vicisitudes del sufriente. La Iglesia ha madurado en su reflexión respecto a la posesión. Hoy en día, puede afirmarse que los sacerdotes exorcistas que integran su equipo de religiosos, así como de laicos, están más a la escucha de las realidades de nuestras sociedades. Recientemente, un sacerdote exorcista de una diócesis de Ile de France explicaba que antes de practicar un exorcismo sobre un individuo, era preciso saber escucharlo para saber si su problema provenía de una fragilidad psicológica o de un verdadero caso de posesión. Uno de sus “voluntarios escuchas” dio testimonio de que la mayoría de las personas que afirman estar poseídas, algunos hasta diciéndose hechizadas, eran naturales de África, de las Antillas o de Portugal. Para él, era evidente entonces que muchas de ellas estaban influenciadas por sus culturas y un cierto misticismo del entorno. El sacerdote de esta diócesis afirmó igualmente que había debido ayudar a personas que realmente estaban poseídas, y que una vez hasta había sentido mucho miedo ante un caso de posesión particularmente violento, y también que había confrontado a gente sufriente que simplemente necesitaba ser escuchada.

EL EXORCISMO EN EL ISLAM En el islam, el profeta Mahoma, como el profeta Jesús antes que él, liberaba a los hombres del demonio. En un hadith se cuenta que un niño poseído había sido presentado a Mahoma para que él lo liberara; este último golpeó la espalda del niño gritando: “¡Salga, enemigo de Alá, salga enemigo de Alá!” También se dice en otro hadith que, cuanto más grande es la fe del sanador, más rápida es la curación. Podemos observar que en todas las religiones, la oración es el remedio al mal. En el islam, Al fâtiha compuesto de siete versículos, es considerado como el sura más importante del Corán, y podría llamársele la oración de apertura. Este sura es una alabanza a Dios y, pronunciado por un corazón sincero e impregnado de fe, tiene virtudes terapéuticas. El exorcismo en el islam está representado por la palabra Ruqiya, elevarse. Es por su sinceridad y sus actos que puede curarse un alma enferma y liberar a los hombres de la influencia de los Djinns, pero sobre todo gracias a un permiso divino. En nuestra última conferencia, una joven de confesión musulmana hizo una pregunta pertinente a nuestro conferencista. Ella decía haber visto una sesión de exorcismo colectivo. Le había llamado la atención el hecho de que tanta gente estuviera poseída al mismo tiempo, y se preguntaba si realmente todas esas personas estaban poseídas. Es evidente que los casos de posesiones colectivas son más bien raros, sabiendo que para eso haría falta que todas esas personas tuvieran una sensibilidad mediúmnica. No hay que olvidar que el inconsciente puede tener un papel importante en ciertos comportamientos o reacciones. A través de un trance o de gritos, la persona se cree realmente poseída, exterioriza su propio sufrimiento o hace mimetismo. También es preciso tener presente que muchas personas son influenciadas por una cultura, un pensamiento colectivo, lo que Carl Gustav Jung llamaba “el inconsciente colectivo”; esa puede ser una de las explicaciones. Según Jung, el ser humano es influenciado por arquetipos que también pueden tener gran incidencia sobre sus sueños, su pensamiento, sus fantasmas y como espíritas, sabemos que nuestro inconsciente también está cargado de muchos traumatismos de nuestras vidas anteriores con su lote de modelos bien sean éstos religiosos, educativos o culturales.

EL EXORCISMO SEGÚN EL ESPIRITISMO
 El espiritismo es una filosofía que tiende a responder a las preguntas metafísicas del hombre. No nos adherimos a la magia, ni a la superstición, ni al ocultismo. La filosofía espírita no está regida por una creencia o por dogmas; el espiritismo responde a la observación, a la experimentación; el espiritismo es una enseñanza que resulta de la comunicación con los Espíritus. Creemos en la existencia de las casas encantadas, y sabemos que la posesión existe. Sin embargo, permanecemos siempre vigilantes, como los pioneros del espiritismo antes que nosotros. Antes de afirmar que hay obsesión o posesión, observamos y analizamos todos los hechos. No creemos, como nuestras tres grandes religiones monoteístas, en la existencia de seres maléficos como los demonios, creados para perpetrar el mal. Eso va contra la existencia de una fuerza de amor, de una soberana inteligencia, infinitamente justa y buena: Dios. El hombre ha sido creado simple e ignorante, tiene su libre albedrío y se construye de vida en vida por sus propias experiencias. Son su no-conciencia y su incapacidad de amar lo que le llevan a actuar mal. El hombre malo no se vuelve súbitamente bueno después de su muerte, sigue como en su vida encarnada pensando mal y deseando el mal. Es él quien obsesiona y quien puede influenciar a ciertos hombres en sus malas inclinaciones. Ya en su libro La obsesión, Allan Kardec
hablaba de estos espíritus importunos y explicaba allí cómo “el hombre viviendo en medio del mundo invisible es sometido incesantemente a esas influencias como a las de la atmósfera que respira, y esa influencia se traduce en efectos morales y fisiológicos de los que no se da cuenta, y que con
frecuencia atribuye a causas muy contrarias. Esta influencia difiere naturalmente según las cualidades buenas o malas del espíritu”. Es gracias a las sesiones de liberación, que pueden ser muy agotadoras para el médium y para los espíritas que le rodean, que se pueden hacer cesar las artimañas de estos malos espíritus. En esos momentos, los pensamientos de cada participante dirigidos al mismo fin, permiten liberar al mal espíritu para que prosiga su camino evolutivo, en primer lugar reuniéndose con su guía que le ayudará a tomar conciencia de sus actos, luego a través de la reencarnación para aprender de vida en vida a no actuar más en el mal y crecer en la conciencia y el amor.  El profeta Jesús, lo mismo que el profeta Mahoma, practicaban un acto de amor ahuyentando a los demonios de los humanos. Aunque rechacemos el lado ritual del exorcismo y afirmemos que los demonios son simplemente espíritus y no criaturas dedicadas eternamente a hacer el mal, sabemos que la oración, no tanto como acto religioso sino como pensamientos de amor, es esencial para liberarlos. Hablamos de liberación porque sabemos que, impulsados hacia su más allá por nuestros pensamientos amorosos, los malos espíritus emprenden un largo camino hacia la conciencia, lo cual es la clave esencial para la evolución de nuestro planeta y de sus habitantes.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario