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                                    SEMYON Y VALENTINA KIRLIAN


UN OJO SOBRE..

EL EFECTO KIRLIAN (1)
por NICOLE LAVOINE
LE JOURNAL SPIRITE N° 93 JUILLET 2013


“¿Dónde puedo dirigirme para hacer reparar un aparato eléctrico?” pregunta un investigador soviético a uno de sus colegas. “Vaya a ver a Semyon Diavidovitch Kirlian si quiere que su reparación sea bien hecha. ¡Es el mejor electrotécnico de Krasnodar!” se le responde. Parece una conversación banal. Pero estamos en 1939, frente a uno de esos momentos mágicos de la historia de los descubrimientos. El señor Kirlian fue llamado para que viniera a reparar el aparato. Es bien sabido, él no tiene igual reparando aparatos eléctricos. Cuando se presenta para recibir el aparato dañado, los científicos efectúan una demostración de un aparato de alta frecuencia destinado a la electroterapia: un paciente está unido al aparato por electrodos para recibir su tratamiento. Semyon Kirlian observa resplandores luminosos entre la piel del paciente y los electrodos; y se dice: “Me pregunto si podría fotografiarse este fenómeno. ¿Y si coloco una placa fotográfica entre la piel y el electrodo?” Esta idea ya no abandona más a Semyon Kirlian. Él sabe que los electrodos son de vidrio y que poniendo allí una placa fotográfica, habría una sobreexposición; pero, a pesar de todo quiere intentar la experiencia. Se procura una máquina, electrodos metálicos y una placa fotográfica. Hace su primera experiencia sobre su propia mano; se quema profundamente, pero corre a sumergir la placa en un revelador. A medida que se va descubriendo el clisé, percibe un campo de luz alrededor de toda la mano. Asombrado, ¡ve que ese campo luminoso reproduce exactamente el contorno de su mano y de sus dedos! “¿Se trata de un descubrimiento? ¿De un invento que acabo de realizar? ¡Yo no sé nada de esto!” se dice. Se documenta y se entera de que los científicos ya han observado estos fenómenos, pero que las investigaciones han sido clasificadas. Decide entonces entregarse por entero a ese estudio. Sabe que tiene algo importante y pone todas sus capacidades de electrotécnico al servicio de su nuevo proyecto. Quiere fotografiar esta energía misteriosa, proveniente del cuerpo humano. Es así como, con la preciosa ayuda de su esposa Valentina, profesora y periodista, que Semyon Kirlian inventa una técnica de fotografía, ¡que fue objeto de catorce patentes!

¿Qué es el efecto Kirlian?
 “Es la fotografía de los campos eléctricos de alta frecuencia, por medio de un generador de chispas de alta frecuencia especialmente diseñado o un oscilador eléctrico. El generador puede acoplarse a diversos aparatos: placas, instrumentos de óptica, microscopio, microscopio electrónico, etc. El objeto a estudiar (dedos, hojas de árboles, plantas diversas…) se coloca entre dos electrodos con el papel fotosensible. Se hace el contacto, y se crea entonces un campo de alta frecuencia entre los electrodos empalmados al generador y el objeto proyecta una suerte de bio-radiación sobre el papel fotosensible”. 

Los Kirlian experimentan
Por estas fotografías se les abre todo un mundo luminoso. Descubren maravillados un carnaval de colores alrededor de las manos, de los dedos, de hojas, piezas metálicas, de cuero, de madera. ¡Allí pasa de todo! Semyon Kirlian quiere ver esos puntos luminosos en directo. Inventa entonces una máquina capaz de hacerle observar en directo los campos de luces con instrumentos de óptica. Se le revela entonces una explosión de luces danzantes de colores, turquesa, naranja, rojos, azules. Un ballet luminiscente se desarrolla ante sus ojos deslumbrados. Pero, ¿por qué centellea esa extraña vía láctea alrededor de todos los objetos? En el transcurso de sus ensayos, los Kirlian también descubren reglas que se reproducen cada vez, según el objeto sea de materia viva o no. Por ejemplo, observan que el papel, el cuero o una moneda emiten un brillo continuo en su periferia. Si toman una hoja recién cortada, ésta emite un brillo del mismo tipo que el que observan sobre su mano. Estudian la misma hoja, pero marchita, y comprueban que los puntos luminosos se debilitan lentamente y por fin, cuando la hoja está muerta, ya no emite el halo luminoso que centellea. Asisten en directo a la agonía de esta hoja. “Éramos testigos de la profunda actividad vital de la hoja” escriben. “Hemos visto las reservas de energía intensa y dinámica de la hoja sana, las hemos visto disminuir mientras la hoja se marchitaba, y desaparecer en la hoja muerta”. Comprueban que cuando examinan la energía alrededor de un cuerpo vivo, las luces se apagan y se encienden como si se desarrollaran eventos precisos. Igualmente observan que el resplandor más o menos intenso está en función del estado interior del organismo observado. Saben que la ayuda de otros investigadores les será muy útil.

Publicación de sus trabajos

En 1949, deciden comunicar sus trabajos a los biólogos, a los fisiólogos, a los botánicos y a los especialistas que pudieran estar interesados. Los esposos Kirlian trabajan en su casa; han instalado su laboratorio en un pequeño cuarto, en una casita de madera que pronto es visitada por las eminencias científicas rusas.

Los descubrimientos sucesivos

Descubren así que cada especie vegetal tiene un esquema energético que le es propio como toda especie observada. El presidente de uno de los mayores centros de investigación científica les pide que saquen una fotografía de dos hojas idénticas procedentes de la misma especie. Lo hacen, y se quedan asombrados pues el esquema energético no es el mismo. Repiten muchas veces las fotografías, pensando que han cometido un error. Pero el resultado es el mismo. El esquema energético de una hoja es el titilar de pequeñas luces redondas, el esquema de la otra hoja está mezclado con figuras geométricas de color sombrío. Cuando le muestran los clisés al famoso científico, éste, para su gran sorpresa, está radiante y les dice: “¡Lo lograron!” Ellos quieren conocer la razón de tal entusiasmo, y éste les explica que las hojas son de la misma especie, pero que una está contaminada por una grave enfermedad vegetal. Explica que, cuando trajo la hoja contaminada, ésta aún no había desarrollado la enfermedad y que entonces no había ninguna señal que le permitiera a los esposos Kirlian descubrir la diferencia entre las dos hojas. Eso significa también que su invento permite diagnosticar una disfunción energética por ese brillo, mucho antes de la manifestación física de la enfermedad. Para ellos, es un avance significativo. Ahora es seguro que ese brillo no es otra cosa que el doble energético de la hoja, su sosías. Concluyen entonces que todo cuerpo posee en realidad dos cuerpos: el primero visible a todos y el segundo, invisible a simple vista, al que llaman “cuerpo energía”. Pero, se dicen, ¿es eso válido para el cuerpo humano?

Es más tarde cuando descubren la respuesta. Esperando la visita de dos investigadores, Semyon Kirlian decide verificar su material. Hace la prueba poniendo su mano dentro del circuito, como acostumbra, para hacer un clisé. La imagen es confusa. Para él, el aparato no funciona. La pareja desarma todo, lo vuelve a montar y Semyon prueba de nuevo el aparato. Nada que hacer. Segundo desarme y remontaje de cada elemento del aparato. Nuevo fracaso. Súbitamente Valentina ve a su marido indispuesto, febril; la cabeza le da vueltas y con frecuencia estos signos son precursores de un problema circulatorio. Lo hace acostarse en su cuarto. Entre tanto llegan los dos investigadores; Valentina les muestra el funcionamiento de los aparatos de alta frecuencia. Coloca su mano en el circuito y entonces, para su gran asombro, todo marcha de maravilla. El “cuerpo energía” de su mano es claro y nítido. Los investigadores se marchan contentos pues el experimento es concluyente.
Semyon, tambaleante, se reúne con su esposa y le pregunta por qué funciona con ella y no con él. Coloca de nuevo su mano sobre los instrumentos de óptica y la imagen es confusa, desenfocada, caótica. Cuando Valentina pone su mano, la imagen es magnífica, centelleante, deslumbrante. Entonces comprenden, repentinamente, que se trata ciertamente de lo mismo que pasó con la hoja contaminada de la otra vez. Cuando Semyon comenzó a probar su material antes de la llegada de los dos investigadores, aún no tenía ningún síntoma físico del malestar que sintió después. Como con la hoja, su “cuerpo energía”, había manifestado por medio de la imagen confusa y desenfocada señales de la indisposición que sentiría físicamente más tarde. ¡Qué esperanza! Se dicen. “¿Quizás en el futuro será posible diagnosticar todas las enfermedades aun antes de la aparición de los síntomas físicos?” Por su investigación, descubren igualmente que el “cuerpo energía” se modifica también en función del humor, el nerviosismo, la angustia o el estado de ánimo.

El Estado no viene en su ayuda
A partir de su descubrimiento, científicos, médicos, bioquímicos y especialistas en electrónica desfilan por su casita de la calle Kirov. “Es un gran descubrimiento, un diamante en bruto que es preciso trabajar”, dicen los ministros de Estado. Se consiguen los créditos, pero el gobierno se niega a nombrar a los investigadores. Los esposos Kirlian trabajan sin descanso en su laboratorio improvisado y a sus expensas. Durante veinticinco años perfeccionan los procedimientos uno tras otro, inventan nuevos instrumentos, nuevas técnicas y donan todas sus patentes al Estado.

La prensa se rebela y el Estado soviético se despierta

A comienzos de los años ‘60, la prensa denuncia el destino dado al descubrimiento de los Kirlian y a ellos mismos, por medio de una serie de artículos que relatan los años de trabajo en condiciones precarias, cuando toda la comunidad científica está de acuerdo en subrayar el interés de sus trabajos y la importancia científica de éstos. ¡Milagro! El gobierno despierta y les concede una pensión, un nuevo apartamento así como un laboratorio totalmente equipado. Finalmente sus trabajos son conocidos por el mundo científico internacional en 1960. La primera publicación data de 1961 y a partir de 1962 otros científicos rusos son enviados para trabajar con los esposos Kirlian en la “fotografía Kirlian”. También se dictan conferencias sobre sus trabajos. Valentina muere en 1972 y Semyon en 1978. En la próxima revista mostraremos que el efecto Kirlian no es otra cosa que la evidencia científica del periespíritu, llamado también cuerpo etérico o doble astral. Y abordaremos igualmente la continuación y las consecuencias del efecto Kirlian en nuestra época, así como la evolución de las investigaciones en este campo.
Fuentes: Fantásticas Investigaciones en parapsicología en la URSS.

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