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 DOSSIER LO PARANORMAL Y EL CINE 
por EMMANUELLE PÊCHEUR LA JUVENTUD Y LO FANTÁSTICO
LE JOURNAL SPIRITE N° 90 OCTOBRE 2012
 

Las películas y las series televisadas para la juventud que evocan el mundo de los espíritus, los fantasmas y los seres sobrenaturales, son muy numerosas. Casper y la serie de TV Carne de Gallina, adaptaciones de las novelas de Robert Lawrence Stine, son ejemplos representativos. La gran saga de Harry Potter nos muestra cómo el mundo de lo sobrenatural, los brujos y los espíritus suscita un entusiasmo siempre creciente. A través de este artículo, abordaremos estas historias fantásticas desde un punto de vista espírita. Veremos cómo este enfoque del más allá transmite muchas ideas imprecisas y deformadas, incluso falsas, del mundo de los espíritus a un público joven, ávido de emociones y sensaciones fuertes. La atracción por lo sobrenatural siempre ha existido, no hay sino que considerar el éxito creciente de los cuentos, mitos y leyendas. Jóvenes y menos jóvenes buscan lo extraordinario, lo maravilloso, lo sobrenatural ya sea que dé miedo o haga soñar; eso fascina. Los adultos se entregan a la razón; “Son sólo cuentos chinos” y los más jóvenes aceptan de buen grado o por la fuerza las explicaciones de los grandes, guardando en el fondo de ellos la secreta esperanza de que haya una parte de verdad en todo eso “maravilloso”.

Casper, el fantasma gentil
A través de este personaje de dibujos animados, películas (1995) y libros creados en los años ‘50, se nos presenta la historia de un fantasma decididamente demasiado gentil. Aquí se aborda el tema de las casas encantadas, la turbación y los buenos y malos espíritus. He aquí brevemente resumido el guión que se refiere a los recientes dibujos animados.
Casper y la escuela del miedo (2006): “¡No hay nada que hacer! ¡Decididamente, Casper es el más amable de los fantasmas! Se llega al colmo cuando él traba amistad con Jimmy, un muchachito humano. Para castigar a Casper e impulsarlo a volverse finalmente malo y aterrador, sus tres tíos, Tufo, Gordi y Látigo, lo inscriben en la escuela del miedo, ¡donde se considera que desarrollará las aptitudes de todo buen fantasma que se respete! En el lugar, Casper encuentra alumnos divertidos que, como él, no son muy malos, y en particular Ra la momia y Mantha la niña zombie, que se convertirán en sus compañeros de ruta. No obstante se ganará enemigos entre los alumnos, especialmente el villano Scratch, el vampiro, que no cesa de jugar malas pasadas. Casper deberá utilizar toda su malicia para deshacer las maldades de su entorno, pues decididamente, ni aun en la escuela del miedo, él está realmente decidido a convertirse en un fantasma malo”. Casper aparece como un joven fantasma de forma humanoide, translúcido con una “gran cabeza de bombilla”. Se trata del espíritu de un niño de unos doce años, muerto en un accidente de trineo y, contrariamente a sus tíos, no está animado de malas intenciones.
Veamos lo que puede decirse desde el punto de vista espírita. Aquí son evocadas la turbación y la evolución de los espíritus. En efecto, tal como en la Tierra, el más allá está poblado de espíritus más o menos evolucionados. Allan Kardec en El Libro de los Espíritus (páginas 41 a 61) establece una clasificación según su estado de avance. Ejemplos: espíritu sabio, espíritu ligero, farsante, neutro, de bien, malo, etc. Estas entidades conservan su personalidad, las cualidades adquiridas y las fallas que tenían cuando vivían. Sin embargo, cada espíritu progresa a través de la reencarnación y sus pasos por el más allá. Es la ley de evolución enseñada por el espiritismo. Los tíos de Casper aparecen como espíritus más bromistas que malos pero aún inferiores, es decir movidos por la ignorancia, el egoísmo, el orgullo y la propensión al mal. Están en turbación, sin haber alcanzado el más allá cruzando el “túnel”. Las causas de la turbación son propias de cada espíritu: su psicología, la forma en que murió, sus ideas, su nivel de evolución, etc. Puede pensarse que Casper está en turbación a causa del traumatismo causado por su muerte brutal, pero que ya tenía cierta evolución, una inclinación al bien. En cambio, su apariencia no parece verosímil. En efecto, aun cuando el espíritu puede aparecer bajo diferentes formas, generalmente, se presenta como era en su última vida. La razón es que su periespíritu, doble energético, al haber registrado sus experiencias pasadas les dio forma. Por otra parte es porque tiene un periespíritu que puede hacerse visible a los hombres. Como en la película o la serie de dibujos animados, Casper es tanto visible como invisible pero su apariencia no es realista. Sin embargo estos espíritus en turbación parecen como condenados a errar “ad vitam aeternam”, y a mantenerse en un estado de turbación. Allí también, el enfoque espírita permite la comprensión del fenómeno y los medios de ayudar a estos espíritus anclados en su evolución. Así, es difícil para nuestro público joven, comprender la realidad del más allá, los espíritus, su estado de turbación, su posible liberación, y sobre todo la certeza de un camino que prosigue. Además, de este dibujo animado se desprende que un fantasma está destinado por naturaleza a asustar a los humanos. Esto es olvidar que existe toda una paleta de sentimientos que él puede experimentar, que van de la inconsciencia a la consciencia, de la voluntad de perjudicar al sentimiento altruista y amoroso. Eso depende, por supuesto de la evolución de estos espíritus pero igualmente de la ayuda que podamos aportarles para sacarlos de ese estado de turbación.

“CARNE DE GALLINA” O EL MIEDO ANTE TODO
En la serie norteamericana televisada de los años ‘90 “Carne de Gallina” retransmitida aún recientemente, uno se dirige a los jóvenes en búsqueda de emociones fuertes, de pavor. Todos los episodios reposan más o menos sobre el mismo principio: los protagonistas, siempre niños o adolescentes entre 8 y 14 años, se encuentran enfrentados a un fenómeno inexplicable y aterrador, representado las más de las veces por un objeto o una criatura muy específica. No hay sólo fantasmas, sino también monstruos, vampiros, hombres-lobo, zombis, esqueletos, muertos-vivientes. Existe igualmente otra colección “Zona de sombra” (edición Bayardo Poche) del autor norteamericano J. R. Black que igualmente propone a un público joven historias que hacen temblar. He aquí uno de estos guiones “El fantasma de la colina encantada”: Julián no tiene suerte y es más bien del tipo pelele. Es hostigado por Buddy, el fantasma más molesto del mundo. Este último quiere descubrir a su asesino y obliga a Julián a holgazanear, entrar por la fuerza en las casas y abandonar a sus compañeros para adelantar la investigación. Pero, ¿llegará a encontrar al asesino que cometió su crimen hace más de treinta años? ¿Llegará a deshacerse del fantasma?
Sin descubrir la totalidad de la intriga, se encuentran siempre los mismos ingredientes: un fantasma, espíritu en turbación, frecuentando los lugares pues no ha encontrado el descanso del alma a causa de su muerte violenta. Necesita ayuda y se vuelve hacia un humano. Esta investigación post-mortem sigue estando en el campo de lo posible. Numerosas entidades se encuentran en turbación a causa de la forma en que murieron o desean perseguir incansablemente un objetivo, como por ejemplo, restablecer una verdad, o cumplir una acción última con destino a sus parientes. Y esa imperiosa necesidad parece impedirles alcanzar el más allá para proseguir allí su camino con serenidad. Eso sigue siendo plausible. Sin embargo, en ese conjunto de historias fantásticas, hay un fárrago de monstruos, de bestias, cada una más horrorosa que las otras, vampiros, muertos-vivientes, objetos inanimados que adquieren vida, esqueletos y momias de todo género que no corresponden a ninguna realidad y no están allí más que para inspirar terror.Para concluir sobre el tema, se puede comprender el atractivo de la juventud por todo lo que da miedo. Pero, ¿el miedo no es en definitiva la expresión de la incomprensión? Las películas o series televisadas para la juventud, que abordan el tema del más allá y de las manifestaciones de los espíritus, no aportan respuestas claras sobre estos fenómenos a un público joven, que ante todo sigue siendo impresionable. Una vez más, y como para el cine de los adultos, se tratará en el futuro de encontrar realizadores que propongan abordar estos temas dentro de una preocupación pedagógica. Tendrán que estar decididos a hacer comprender los fenómenos a la luz del espiritismo, para permitir así a toda esa juventud tener una idea más justa de esta realidad espiritual. Tratar el tema por el miedo parece entonces, aún hoy, como una evasión, una forma de velarse el rostro. Las explicaciones espíritas existen y sólo esperan la buena voluntad cinematográfica para ser puestas en escena.

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