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LA SUPERVIVENCIA DEL ESPÍRITU
por MICHÈLE BOURGEOIS


RAYMOND MOODY Y LOS PRECURSORES NORTEAMERICANOS
LE JOURNAL SPIRITE N° 112 avril 2018 



Algunas personas han podido ser devueltas a la vida gracias a los métodos de reanimación, luego de haber sido declaradas clínicamente muertas, por ejemplo, después de un coma o de un accidente grave. Algunas veces, han dado testimonio de haber salido de su cuerpo y haber atravesado un túnel, antes de ver una luz resplandeciente y amorosa. Este fenómeno de experiencias de muerte inminente, EMI o NDE, está muy extendido, pero durante mucho tiempo había permanecido ignorado, en la medida en que los testigos dudaban de hablar de él.

Raymond MOODY (Nacido en 1944)
Médico psiquiatra norteamericano, psicólogo y doctor en filosofía, Raymond Moody fue uno de los primeros en recoger diversos testimonios, que relatan recuerdos semejantes después de tal experiencia.
Precursor en este campo, en 1975 publicó el primer libro sobre el tema, La vida después de la vida, en el cual participa con prudencia en sus análisis. Con moderación y sensibilidad, se contenta con re transcribir fielmente los relatos de testigos de culturas y religiones diferentes para presentar sus características comunes, a saber: Después de una muerte temporal, son muchos los que tienen grandes dificultades para encontrar las palabras “justas” para describir lo que han vivido. Describen un sentimiento de calma y paz, el anuncio de su defunción por el médico o una persona presente, la separación del cuerpo físico sin abandonar el entorno inmediato y, como un espectador, la visión de su propio cuerpo inerte. Ciertos testigos afirman haber sido elevados rápidamente al cielo o haber atravesado un largo túnel oscuro. Todos se han acercado a una luz radiante y han podido encontrar allí a parientes y amigos fallecidos. Relatan luego el encuentro con un espíritu vibrante de amor y la visión panorámica instantánea de su vida como para hacer un balance de ella. Describen un tiempo y un espacio donde todo difiere, un bienestar experimentado en esa otra dimensión y, sobre todo, el retorno a la vida física. “No existe ningún término, ningún adjetivo, ningún superlativo, que pueda expresarlo”. O “No encuentro las palabras para expresar lo que trato de decirles”. Son frases recogidas en la descripción de la experiencia. Aunque el análisis de estos numerosos casos haya sido hecho sin prejuicios, las dudas, las críticas severas y las falsas interpretaciones transforman la realidad de los hechos. Pero al obtener cada vez más relatos sobre el tema, Raymond Moody continúa sus estudios e investigaciones. No obstante, a pesar del trabajo cumplido y la experiencia clínica del doctor Moody, los medios científicos tratan de explicar los fenómenos por la farmacología, las visiones alucinatorias o la fisiología, que considera que la falta de oxígeno del cerebro durante algunos instantes induce un estado de shock que explicaría entonces este “último sobresalto”. Otros médicos aportan explicaciones neurológicas sobre ciertos elementos que componen la experiencia de muerte inminente, a saber los recuerdos panorámicos de los acontecimientos de la vida y la sensación de dejar el cuerpo, como una forma particular vinculada a los desórdenes que siguen a un paro cardiaco. Para la mayoría de los científicos, la EMI es producto de un cerebro dañado. En cuanto a las interpretaciones sobre el plano psicológico, éstas divergen según las escuelas de pensamiento y el estado de ánimo del comentarista (efecto de aislamiento, de confinamiento, de inmovilidad y de agonía, sueños, alucinaciones, etc.).
A pesar de todas estas controversias, asombra la concordancia entre los testimonios. Si bien las pruebas presentadas no son suficientes a los ojos de los médicos y los investigadores, todos estos trabajos han permitido banalizar y popularizar estas experiencias cuyas puertas se abren sobre otra dimensión. Habiendo prolongado sus investigaciones, Raymond Moody escribió luego, en 1977, Nuevas luces sobre la vida después de la vida. En esta obra, el autor profundiza sus investigaciones sobre las experiencias de los moribundos y responde a los detractores de manera objetiva y pormenorizada. Aporta elementos nuevos sobre la impresión de un conocimiento integral y universal, reagrupando de manera intemporal los del pasado, el presente y el porvenir, como un saber absoluto que se desvanecería durante el retorno a la vida. Escribió: “Según el lenguaje propio de cada testigo, este fenómeno ha sido comparado a un relámpago de conciencia integral, a un instituto de estudios superiores, a una biblioteca”. Precisa además que algunas veces la muerte puede provocar un desorden que “atrapa” al espíritu “en un estado aparentemente muy desgraciado”. Ciertas entidades parecen extraviadas o fuertemente apegadas al mundo físico, a algunos objetos, personas o
costumbres, lo que las convierte en “incapaces de progresar en el más allá”. Presenta la muerte y la dificultad de cada uno para comprenderla. Abre una perspectiva sobre el más allá, una luz nueva sobre la humanidad. Es un mensaje de esperanza que da un nuevo sentido a la vida.
La cuestión de la muerte es esencial y el fenómeno de las experiencias que conducen a las fronteras del más allá es muy importante y podría permitir comprender mejor la vida humana. En el curso de sus investigaciones, Raymond Moody, fue sorprendido al descubrir numerosas analogías con textos antiguos prestados a la literatura de muchas civilizaciones y culturas. Citó numerosos pasajes de la Biblia, del filósofo Platón y su alegoría de la caverna, y el Libro tibetano de los muertos que describe las diversas etapas atravesadas por los humanos después de su muerte. Todos la presentaban como una esperanza, una liberación, una puerta hacia “lo que es justo, hacia lo que es hermoso y lo que es bueno”. En cuanto el alma se ha separado del cuerpo, debe encontrar su libertad hacia “un saber universal” por el camino de la eternidad. Raymond Moody hizo referencia igualmente a Emmanuel Swedenborg (1688-1772), hombre de ciencia, teósofo y filósofo sueco, que también se había interesado en las cuestiones espirituales y el más allá. Este pensador tenía una gran influencia en el mundo intelectual y sobre la naciente psicología. Sus trabajos, muy adelantados a su época y difundidos a través de Europa, permitieron descubrir El Cerebro (título dado a uno de sus
sus libros) considerado como la sede del alma. Su teoría se apoyaba en el principio de relación entre el espíritu y la materia, es decir, de la interpenetración del mundo espiritual y del mundo natural. Él lo describía como lo entrevisto por Platón, “un mundo de las causas (…) ni menos sustancial ni menos real que este que nosotros observamos. En el universo, del cual una parte permanece invisible, todo se mantiene; y cada hombre está en relación con espíritus buenos o malos. (…) El mundo no fue creado de la nada, sino que resulta de una emanación de la sustancia divina, de Dios que ha hecho del Universo el depositario y representante de su sabiduría y de su amor”. Ante el importante número de testimonios recogidos, no nos sorprende la pregunta planteada con frecuencia al doctor Moody, en la época, por el hecho de que eso no fuera más conocido (tomado de su libro). He aquí su respuesta que siempre es de actualidad: “Parece que hay varias razones para ello. En primer lugar, y sobre todo, está el hecho de que, en general, la mentalidad de nuestra época se niega enérgicamente a considerar la hipótesis de la supervivencia después de la muerte física. Vivimos en un tiempo donde ciencia y técnica han dado pasos de gigante hacia el conocimiento y la conquista de la naturaleza; hablar de una vida después de la muerte parece un tanto anacrónico a los ojos de muchos, para quienes tal noción pertenece más a las supersticiones del pasado que a la ciencia del presente”. Best-sellers mundiales, las obras de Raymond Moody han inaugurado una gran polémica entre los científicos, y que continúa cuatro décadas más tarde. Pero las experiencias en las fronteras de la muerte prosiguen, aportando con ellas medios e investigaciones suplementarias para demostrar siempre más la existencia de la conciencia fuera del cerebro. Otros investigadores norteamericanos se inscribieron tras las huellas de Raymond Moody. Citemos:

Dr. George RITCHIE (1923-2007)
Médico psiquiatra, titular de varios puestos en el estado de Virginia; el doctor Ritchie coescribió con Elizabeth Sherrill, su experiencia de muerte inminente en Retour de demain (traducción francesa de Return from tomorrow) publicado en 1978. En esta obra se relata con rigor científico, su salida fuera del cuerpo, su encuentro con Jesús y su viaje con él a través de diferentes dimensiones, fuera del tiempo y el espacio. En 1999, publicó Retour de l’audelà (Regreso del más allá). En sus libros, el autor ofrece a los lectores una comprensión global de la conciencia humana más allá del cuerpo físico así como una reflexión sobre la posibilidad de ganar en lucidez, confianza en sí mismo y equilibrio. Fue esta sorprendente historia la que dio a Raymond Moody la idea de buscar otros testimonios.

Kenneth RING
Profesor de psicología en la universidad de Connecticut, nació en 1936, presidente y cofundador del IAND, Kenneth Ring publicó a partir de 1982, varios libros sobre las fronteras de la vida y la investigación sobre el sentido de la experiencia de muerte inminente. Se había inspirado en el libro La vida después de la vida de Raymond Moody para proseguir el trabajo sobre las NDE, y recurrió para ello a todas las estadísticas para valorar el fenómeno, su frecuencia y sus diferentes etapas. En sus conclusiones, es interesante comprobar que la orientación religiosa no es un factor que influye y que las drogas, anestesias y medicamentos, no parecen haber contribuido a las impresiones y sensaciones de bienestar experimentadas durante el evento. Concluía finalmente en que las NDE no son alucinaciones pues si ese fuera el caso, las palabras serían descosidas, desconectadas, ininteligibles y variarían mucho más. Añadía que después de haber sufrido una NDE, los sujetos ya no tenían más miedo a la muerte, apreciaban más la vida y su actitud y sus valores se habían transformado.

Dr. Michael SABOM
Médico cardiólogo nacido en 1954, fundador del estudio de Atlanta, al principio escéptico, Michael Sabom estudió numerosos casos de NDE, entre ellos uno particularmente inusual, el de una paciente, Pam Reynolds, muerta según los criterios actuales de la medicina, de quien se tenían todos los datos minuto a minuto, y hasta los registros de las corrientes cerebrales durante el período de muerte inminente. De los estudios emprendidos, se desprende, allí también, una gran uniformidad en los testimonios de los pacientes, la misma secuencia de acontecimientos, la misma forma de ver lo que sucede en el lugar en el cual se intenta reanimarlos, la misma trascendencia durante los encuentros con parientes o amigos fallecidos. Según sus afirmaciones, la hipótesis de las alucinaciones no se mantenía, más que un ataque cerebral. Enseguida escribió Recollections of Death (Recuerdos de la muerte) y luego Light and Death (La luz y la muerte), para compartir sus conclusiones sobre el estudio de Atlanta.

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